Algo debe de estar sucediendo para que, desde hace unos años, pre-pandemia, pademia y post pandemia, los países que supuestamente cuentan con más comodidades de vida lideren el número de fallecimientos.
Así nos encontramos que, según datos del Banco Mundial, España en 2020 cuenta con una tasa de mortalidad de 10,4 personas cada 1000 habitantes, muy por encima de todos los países africanos, que se sitúa en Argelia en 4,7 en Siria 4,8 en Marruecos 5,1 en Libia 5,1 en Kenia 5,3 ó en Senegal 5,5 fallecimientos por 1000 hab.
Mientras que en América tenemos a Honduras con 4,5 Guatemala 4,7 Ecuador 5,1 Paraguay 5,6 ó Perú con 5,7.
Esto choca no solo con España sino con Reino Unido 10,4 Italia 12,6 Polonia 12,6 Croacia 14,1 Hungría 14,5 Rusia 14,6 Rumanía 15,4 Bulgaria 18,0.
Mientras que la tasa de mortalidad más baja se encuentra en el Oriente Próximo a nosotros, Catar 1,3 Emiratos Árabes 1,6 Bahrein 2,4 y Kuwait con 2,9.
La alta tasa de mortalidad asociada a la baja natalidad es llamada modernamente como «Teoría de la revolución reproductiva«, sin embargo esta se centra en los países supuestamente más desarrollados, justamente los que han alojado «oficialmente» más mortalidad COVID-19.
Es conocido que en países con una alta tasa de natalidad la mortalidad disminuye, debido a la gran cantidad de gente joven y sana existente, por lo que la teoría de la revolución reproductiva se cae en la mayor parte del mundo y hace énfasis un cambio mundial, en el que los países con alta natalidad modifican los tradicionales equilibrios de la población.
En la tabla se puede observar como se doblega la curva de la esperanza de vida entre el llamado primer mundo y su actual tasa de mortalidad, en comparación con los países que no se consideraban tan prósperos, pero ya desde hace años, tienen inferior tasa de mortalidad. Conflictos armados a parte, la tasa de mortalidad actualmente es inferior en países con menos desarrollo, con ciertas excepciones.
Datos del Banco Mundial.
La estadística se mantiene similar en 2021 con 9,49 fallecidos por 1000 habitantes en España. Mientras en Estados Unidos 10,3 Japón 11,1 Portugal 12,1 Alemania 12,3 Chequia 12,3 Grecia 13,5 Lituania 17,0 Ucrania (pre-guerra) 17,3 y en Serbia 20,0. Unos datos que chocan de nuevo con los países mejor situados que mencionamos antes y que debe de invitarnos a la reflexión sobre el cambio de la esperanza de vida entre países y el equilibrio de poder mundial.
Esta diferencia de tasa de mortalidad entre países son, grandes rasgos, similares en el año 2017
Estaremos atentos durante el año 2023 para examinar si existen diferencias importantes con los datos de 2022. Observaremos si en los países con menor tasa de mortalidad, como Catar y Emiratos Árabes que cuentan con un índice de vacunación superior al 95%, contra la COVID-19, existe un aumento en dicha tasa. Igualmente examinaremos si en los países que ya contaban con una alta tasa de mortalidad y tienen un índice de vacunación inferior al 50%, contra la COVID-19, disminuye la tasa de mortalidad, como así apuntan los primeros datos de Bulgaria. Todo ello en contraste con lo que suceda en toda Europa y en el resto del mundo. Con la curiosidad de que las cifras oficiales de fallecimientos COVID-19 no se han disparado en China, en varios países de Oriente, muchos países africanos, Las Guayanas y Groenlandia.
En España no hemos querido esperar a la recopilación de datos oficiales y hemos analizado ya las estadísticas de cada provincia para 2022, elaborando nuestra propia tabla que calcula la tasa de mortalidad de todas las zonas del estado, tratando de encontrar las causas y motivos de tan alto número de fallecimientos. En breve la publicamos aquí.
Población mundial estimada desde 1800 a 2100, con proyecciones de Naciones Unidas en tres supuestos: «alto crecimiento» (rojo), «medio» (naranja) y «descenso» (verde) proyecciones de Naciones Unidas en 2010 y US estimaciones del Census Bureau historical (en negro). Las cifras reales de la población registrada (a partir de 2010) están coloreadas en azul. Según la estimación más alta, la población mundial puede aumentar a 16.000 millones para el 2100; según la estimación media a 11.000 millones y según la estimación más baja subiría hasta los 8.700 millones en la década de 2050 para después bajar hasta los 7.500 o 6.000 millones.